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Conciliar dando ejemplo, si o no

Llevo días dándole vueltas a la idea de publicar un artículo (que nada tiene que ver con la temática habitual del blog) con un interesante tema de debate, suscitado, entre otras cosas, por uno de los últimos editoriales del blog de Nuria Roca. Este hacía relación al "bombo mediático" y la relevancia que se le ha dado a la noticia del reciente embarazo de la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz.
Ahora todo el mundo se pregunta si la presidenta abandonará sus aspiraciones políticas al dar a luz, si se acogerá al permiso por maternidad de 16 semanas establecido por la ley o si, por el contrario, se incorporará con celeridad a su puesto como ya hicieran antes otras líderes políticas como Carmen Chacón o Soraya Sáenz de Santamaría.
Los temas a debate son muchos, pero quiero centrarme en

dos:
¿Es deseable y beneficioso para la conciliación que una mujer se incorpore a su puesto de trabajo antes de la finalización de su periodo de baja maternal?
¿Tienen las mujeres políticas y con cargos de relevancia que "predicar con el ejemplo" respetando la baja, o por el contrario demostrar que, al igual que hacen la mayoría de hombres que se convierten en padres, es posible reincorporarse con normalidad al poco tiempo y seguir así con su carrera profesional como si "no hubiera pasado nada"?
A la primera pregunta, hay que responder con otra. ¿A quién beneficia que la mujer se reincorpore cuanto antes al trabajo tras dar a luz, y en los mismos horarios, dedicación y responsabilidades? Obviamente, y en primer lugar, al empresario u organización a la que preste sus servicios a cambio de un salario. No hay que contratar sustitutos, ni invertir en formación de ese relevo, ni hay coste horario por una posible reducción de jornada, ni se resienten los proyectos que estuvieran en marcha.
También algunos pueden considerar que beneficia a la propia mujer, por no perder el hilo de su trabajo ni descolgarse lo más mínimo de su carrera profesional. Además, de esta forma, manifiesta claramente ante la empresa su escala de prioridades y sus intenciones a futuro: seguir dedicando a su empleo el mismo "cariño" que antes de la maternidad. Por otro lado, tampoco ve reducido su salario y ni sus posibilidades de seguir escalando puestos en el organigrama (o al menos, no perder lo conseguido hasta la fecha).
Ahora bien, ¿quienes son los perdedores en estos supuestos?. Los hijos en primer lugar, porque obviamente no obtienen de su progenitora la dedicación suficiente. Según la OMS, la lactancia materna exclusiva debe prolongarse durante la menos los seis primeros meses de vida del niño, lo cual se hace complicado hasta el extremo cuando se vuelve a trabajar "full time" a las pocas semanas.
En segundo lugar, la cuenta corriente, puesto que pagar una niñera o una guardería 8 horas diarias no es asunto baladí (a veces es imposible, porque con los sueldos actuales no llega para cubrir este gasto). Y en tercer lugar, puede que el otro progenitor, si se ve abocado a suplir las obligaciones parentales imprescindibles vea también mermadas sus opciones o su situación laboral se resiente. O, en el caso de que se ocupen los abuelos, no disfrutar de su jubilación como merecen.
La consecuencia es que desgraciadamente en este país no es posible conciliar ni desarrollar con total normalidad ambas facetas de la vida, la laboral y la maternidad, ya que siempre hay que renunciar a algo importante: tiempo de disfrutar de los hijos, dinero o ejercicio en plenitud de una carrera profesional.
Esto es entre otras cosas gracias a un entramado empresarial profundamente masculinizado, o con mujeres muy "empoderadas" en puestos de responsabilidad que creen que la mujer embarazada o con hijos pequeños es un obstáculo en el desarrollo y crecimiento de su empresa (véase el ejemplo de Mónica de Oriol, presidenta del Circulo de Empresarios y sus últimas declaraciones).
¿Que ocurre, que para ser jefa en este país tienes que demostrar que piensas y sientes como un hombre?
Las consecuencias (tristes) que saco de esto es que en este país tener hijos es una decisión muy complicada, en la que siempre alguien sale perjudicado. Hace falta mucha valentía para ser madre en esta sociedad nuestra, porque la igualdad está muy lejos. Además, una madre siempre será una madre por mucho en que nos empeñemos en que somos iguales, no lo somos de facto. Hay que asumir la riqueza de esa diferencia y apoyar a las mujeres y hombres que deciden formar una familia para que puedan seguir trabajando y criando a sus hijos a la vez.
Horarios racionales (de empleos y colegios), fomento del tele trabajo, ayudas para guarderías y actividades extra escolares y la eliminación del "presentismo" ayudarían mucho, una labor de formación, concienciación y sanción (en su caso) harían "poso" para que la maternidad se vea como un aporte social, y no como una traba laboral.
Un listado de empresas familiarmente responsables, elaborado por entidades independientes, sería muy útil, porque las mujeres somos consumidoras y las grandes decisiones de compra en la familia las lideramos nosotras. Un boicot a empresas que puedan estar llevando a cabo políticas muy desfavorables para la conciliación es una gran idea, en mi opinión. Un buen ejemplo es el fenómeno viral que tuvo lugar contra las bodegas Marques de Riscal, pertenecientes a Mónica de Oriol en las redes, a raíz de sus polémicas declaraciones.
Las mujeres también votamos, y yo propongo que se haga a aquellos partidos que fomenten medidas realmente eficaces y de base para la conciliación, aquellos que propongan mejorar la educación y la concienciación social para erradicar fenómenos como el mobbing a mujeres trabajadoras, durante y después de su embarazo.
Esta claro que hay excepciones, y que hay quien consigue conciliar con normalidad gracias a horarios racionales, a un gran apoyo familiar y en base al esfuerzo y la valía que demuestran. Sin embargo, no es la norma general desgraciadamente. La mayoría concilia con esfuerzo (humano o económico), con sufrimiento por ver que nuestros hijos crecen y no podemos pasar más tiempo con ellos, o tristemente renunciando temporal o definitivamente a desarrollar una carrera profesional brillante.
Ea, pues ahí queda eso para la reflexión y el debate. Os invito encarecidamente a participar, porque no quería convertir esto en una soflama. Hay tantas opiniones como personas, y vuestras experiencias son únicas y muy valiosas. Estaremos encantados de que las compartáis por aquí.

¡Feliz fin de semana!.









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