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Escapada a los Arribes del Duero

Me hace especial ilusión compartir con vosotros una reciente escapada con amigos a una preciosa y algo desconocida zona de nuestro país, la comarca de Los Arribes del Duero en Zamora. Nuestro destino era Fermoselle, donde la familia de nuestra amiga Noemí regenta el Antiguo Casino de Los Arribes, un magnífico alojamiento rural situado en el centro de la localidad. Tengo que decir que fueron unos estupendos anfitriones y que todos nos fuimos encantados con el hotel, el pueblo, sus tradiciones, su ambiente y su gente.

Plaza mayor de Fermoselle

El viernes por la tarde-noche, después de llegar y acomodarnos todos los que veníamos desde diferentes puntos de la geografía española (Madrid, Bilbao, Burgos, Valladolid y Sevilla) pudimos conocer los vinos de Zamora y el ambiente nocturno de Fermoselle, dándolo todo hasta altas horas de la madrugada, como suele ser tradicional en nuestro grupo de amigos.

El plan del sábado comenzaba con un paseo en barco por los Arribes, partiendo de la localidad portuguesa de Miranda do Douro. Tuvimos que variar el plan y tomar el barco por la tarde; si vais os recomiendo ir con antelación a sacar las entradas del crucero fluvial, puesto que esta muy solicitado y solamente hay dos pases, a las 12:00 y a las 17:00 (hora española). No obstante, conviene que os informéis acerca de las salidas en este enlace.

La entrada incluye una degustación de vinos de Oporto, de la que dimos buena cuenta, y un espectáculo con rapaces, el más emocionante de los vividos hasta el momento, en el que alguno de nosotros pudo sujetar en sus manos a especies como el búho real. Otras tuvimos algún que otro susto por la cercanía y majestuosidad del buitre, un espécimen impresionante cuando se tiene a escasos centímetros, os lo aseguro.

Miranda do Douro es conocido por sus tiendas y la posibilidad de encontrar en ellas textiles (toallas, mantas...) a buen precio. Tengo que decir que esto debía de ser antes, porque la verdad es que nos decepcionaron un poco sus comercios en general, si bien uno puede encontrar vinho verde, café, jabones, cerámica y alguna otra cosa interesante en sus tiendas si se lo propone.

Calles de Miranda do Douro

Tras comer allí un menú del día en el restaurante Miradouro (lo mejor, sus vistas) hicimos el Crucero ambiental, una experiencia muy recomendable y relajante, en la que se puede tomar conciencia y contacto con la naturaleza y las especies que habitan en la zona, un lugar único en todos los sentidos. Para más información, podéis consultar aquí.

Tras volver a Fermoselle, nos dieron de cenar al estilo del Antiguo Casino, unas variadas tablas regadas con vino de la zona, todo ello acompañado de unas deliciosas setas y hongos que nuestro querido Óscar había recogido para nosotros unos días antes. Una vez más, la noche no decepcionó y supimos estar a la altura de las circunstancias, charlando de lo divino y lo humano hasta muy tarde.

El domingo lo dedicamos a conocer los alrededores de Fermoselle y después a pasear por Zamora capital, ciudad pequeña pero con gran encanto y recorrido histórico que merece la pena visitar. Y después de comer, nos encaminamos cada uno para su destino, aunque seguro que muy pronto volveremos a reunirnos en Quintana, el punto en común de nuestro grupo, del que os hablaremos en otra ocasión.

Zamora

Se echó de menos a todos los que no pudieron venir, pero estoy segura de que habrá otras escapadas a las que podrán sumarse, porque esta fue todo un éxito. Desde aquí doy las gracias a Noemí y Oscar, unos perfectos y generosos anfitriones. ¡Un beso pareja y hasta la próxima!

Resumen en fotos de la escapada

Espero que os haya gustado la escapada, que hayáis disfrutado con las fotografías y que os animéis a visitar aquella zona, que merece mucho la pena. ¡Hasta pronto!

 

 

 

 

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