Hoy en nuestras Mini Guías Cool queremos compartir con vosotros una escapada con niños al país vasco francés, a la ciudad de Biarritz y sus alrededores, perfecta para realizar también en invierno, por qué no, a pesar de que la región es famosa por sus playas y animados veranos.
Nos encanta la región de Pirineos Atlánticos. Para los que tenemos la suerte de vivir cerca, se convierte en un lujo tenerlo a tan solo una hora y media de coche, fundamental si se viaja con niños pequeños. Además lo convierte en un destino perfecto para una excursión de un solo día.
Los peques estaban encantados con la idea de viajar "a Francia" y les parecía algo inédito y especial lo de cruzar la frontera, así que el viaje se convirtió en una improvisada lección de geografía express.
Podemos rápidamente retratar Biarritz si mencionamos su tradición balnearia, el surf y los pescadores de ballenas. La belleza de sus edificios, la elegancia de los paseantes y el encanto de sus tiendas son otros atractivos a tener en cuenta, sin duda.
No podéis dejar de pasar por el Musée du Chocolat (entrada adultos 6,50 €, niños de menos de 4 años no pagan) y participar si la agenda os lo permite en alguna de sus animaciones o talleres, como los de pintura sobre chocolate o degustación de vinos y chocolates, para los mayores.
La atracción central de nuestra excursión fue el Aquarium y Museo del Mar donde disfrutamos de casi dos horas de la visita. Está situado junto a la Place de L´Atalaye y la Roca de La Virgen, uno de los sitios más espectaculares y visitados de la ciudad, con unas magníficas vistas de la Grand Plage y del litoral atlántico.
La visita puede llevaros tranquilamente dos horas, no se aburrirán en ningún momento. Cada sala es una sorpresa y si alternáis las salas del Museo con el recorrido por los bassins (o lo que es lo mismo, las diferentes "bañeras" donde se encuentran las especies marinas) harán que sea mucho más dinámico.
Pudimos ver desde calamares gigantes (en una exposición temporal sobre monstruos marinos), a focas grises, tortugas, pasando por espectaculares peces tropicales hasta llegar a los tan esperados tiburones. Es importante que apuntéis las horas en las que alimentan a los animales (focas, tiburones...) porque a los más peques les gustará especialmente. Mis hijos disfrutaron con todo, pero las especies tropicales, las morenas y los caballitos de mar fueron el top.
Os cuento un secreto: mi especie favorita del museo fueron las medusas. Grabé minutos y minutos de vídeo para conservar esa sensación de relajo y paz que me produce contemplar a estos delicados y a la vez peligrosos habitantes marinos.
Importante señalar que la señalética y carteles informativos de las especies se encuentran exclusivamente en francés, lo cual es un handicap si no conocéis el idioma. El Aquarium ofrece un servicio de guía en inglés que podréis utilizar en caso de necesidad.
Para merendar daros un capricho degustando un gofre, un crêpe o una galette, y podéis terminar la jornada con un paseo y visita hasta el Faro, que está abierto al público y ofrece unas magníficas del atardecer, la impresionante vista de Anglet. Eso sí, ¡no olvidéis que hay que subir más de 200 escalones!.
Si todavía os quedan fuerzas y presupuesto, en el camino a casa podéis aprovechar para hacer algunas compras, os recomendamos visitar alguno de los llamados surf factory de la zona, donde encontrareis artículos de Quicksilver, Roxy y otras marcas similares a buen precio.
Espero que os haya gustado nuestro recorrido y que os sirva como inspiración para vuestra próxima escapada.
¡Hasta la próxima!
